A menudo cuando vemos la televisión, leemos cualquier periódico o tomamos el café con un amigo, escuchamos opiniones muy diversas respecto a la situación económica actual. Observamos a los tertulianos políticos y fácilmente podemos advertir si «este señor es de derechas», o «esta señora es de izquierdas». Sin embargo, alejándonos del discurso político, podemos establecer las escuelas económicas de donde beben los diversos medios de comunicación, políticos y economistas y de esta manera conocer cuáles son los diferentes enfoques teóricos con los que podemos analizar si las políticas de austeridad son nocivas o beneficiosas, si Janet Yellen puede arreglar o no el problema del desempleo en los Estados Unidos, o conocer si el argumento de nuestro amigo es equivocado o no.
Así, podemos diferenciar tres tipos de teorías económicas:
1) La fiscal expansionista, respaldada por la doctrina keynesiana y por Paul Krugman como máximo exponente. Según esta postura, la crisis económica se resume en una falta de demanda agregada ( que resume el gasto total de bienes y servicios por parte de los consumidores, las empresas y el Estado), tal y como ocurrió con la Gran Depresión de los años 30 del siglo pasado. El desempleo es resultado de esa falta de demanda agregada. Por lo cual, el objetivo es muy claro: hay que estimular dicha demanda. Otra cosa son los medios o instrumentos con los que realizar las políticas expansivas, las cuales son estudiadas bajo el famoso modelo IS-LM.
Paul Krugman cree en una política fiscal expansiva. Según su análisis, una política monetaria expansiva no funcionaría porque nos encontramos en una trampa de la liquidez, es decir, una situación en la cual los tipos de interés están próximos a cero y que por tanto los agentes económicos, que tienen preferencia por la liquidez, preferirán conservar sus saldos monetarios antes que invertirlos en el banco. Por ello, Krugman afirma que un incremento del gasto público que estimule el empleo resultará mucho más eficaz.
2) Los monetaristas, representados por la famosa escuela de Chicago liderada por Milton Friedman. Este grupo de economistas considera que las políticas de gasto público producen el llamado efecto crowding-out, que explica cómo el Estado, al tener que financiarse para cubrir su déficit público y pagar su deuda, está detrayendo dichos recursos financieros al sector privado, que es el que realmente puede invertir y dinamizar la economía.
La receta monetarista se basa en una reducción de los tipos de interés que permita facilitar el crédito y la inversión. Frente a la óptica keynesiana, los monetaristas afirman que los agentes económicos gastarán o invertirán el dinero porque esperan que los tipos de interés van a subir en cualquier momento.
Por tanto, a pesar de que estas dos escuelas (keynesiana y monetarista) proponen diferentes instrumentos de política económica, comparten el mismo objetivo de estímulo y dinamización de la economía. Asimismo, ambas posturas comparten que el problema de la crisis económica actual es de tipo contingente. De repente, algo ha ocurrido en la economía, un tipo de accidente que no obedece a un problema sistémico.
3) La austeridad del gasto público. Esta postura es radicalmente diferente a las dos anteriores, ya que parte de estudiar la crisis económica como un problema sistémico: hay algo erróneo en el sistema financiero que produjo la crisis. En la literatura económica hay tres autores que comparten este análisis (y los tres con M): Marx, Mises y Minsky.
Marx y Minsky prescriben más socialismo e intervencionismo. La economía estaba creciendo a un nivel insostenible y es necesario controlar el sistema financiero frente al mercado imperfecto y especulativo.
Mises, cabeza de la llamada Escuela Austriaca de economía, estudia que efectivamente los ciclos económicos se producen por una descoordinación entre la inversión y el ahorro que origina un crecimiento insostenible que ha de desembocar en una crisis. Sin embargo, el economista austriaco considera que no es un fallo del mercado, el cual es muy eficiente en términos dinámicos. El problema es la autoridad monetaria respaldada por los gobiernos que, en aras de cumplir con los diferentes fines de política económica, realiza políticas monetarias expansivas que inducen a una sobreinversión no sostenida por el ahorro de los agentes. La reducción artificial de los tipos de interés no respaldada por ahorro real genera una señal errónea a los empresarios, que ven que hay más recursos financieros disponibles para la inversión. La barra libre de la liquidez produce una burbuja sobre los sectores más intensivos de capital (tecnologías, construcción, etc), y a la vez el consumo presente de los agentes se acelera. Más inversión y menos ahorro. La crisis se origina cuando los empresarios se dan cuenta de que los proyectos donde han invertido no son rentables.
La receta de los teóricos de la Escuela Austriaca es la de liquidar todos los proyectos que no pueden ser rentables y permitir que la economía se sanee. Para ello es necesario que el Estado reduzca sus gastos y permita a la economía privada recapitalizarse.
Frente al argumento de Krugman, Mises pondría como ejemplo a Japón, un país que ha mantenido una política fiscal expansiva y que arrastra un alto déficit y una deuda pública superior al 230% sobre su PIB. Sin embargo, Japón continúa con un crecimiento económico nulo. ¿Respuesta de Krugman? » Aún no se ha estimulado lo suficiente».
Estas tres perspectivas pueden resumir con facilidad todas las opiniones que, como se dijo al principio, a menudo suelen confundirnos cuando nos disponemos de un conocimiento teórico previo. Confío en que este post pueda contribuir a dicho conocimiento…
Un Blog realmente interesante, de hecho, esta entrada es esclarecedora y con el tamaño justo a mi modo de ver, le seguiré.
Muchísimas Gracias Enrique. Un placer y cuento contigo para poder mejorar este blog. Un saludo.
Sin duda alguna una categorización de escuelas económicas concisa y precisa. Así se puede iniciar un análisis o conversación con fundamentos. Gran capacidad de síntesis. Enhorabuena por el post.
Muchas Gracias Jorge.
Muchas gracias Jaime
Tu post nos ilustra muy bien sobre estas teorías económicas de las que tanto oìmos hablar en las tertulias de radio y TV. No estoy seguro de que muchos tertulianos lo tengan así de claro, también es cierto que nunca dan tiempo a que nadie explique nada a fondo.
Y ahora te pediré que te mojes un poco. ¿Nos puedes dar tu opinión de cuál sería la teoría más conveniente a aplicar en la situación actual? ¿Alguna en concreto, una mezcla de ellas?
Un saludo
Gracias por tu comentario, Javier.
Ya que pides que me «moje», te diré que en mi opinión sincera. La opción planteada por la Escuela Austriaca es la que realmente consigue explicar en términos teóricos la aparición de los ciclos económicos de auge y recesión. Creo que uno de los elementos más importantes de la teoria austriaca del ciclo económico es que está integrada por una completa teoría del capital, que explica que toda inversión únicamente puede ser sostenible siempre y cuando haya una renuncia del consumo presente (o lo que es lo mismo, incremento del ahorro). En efecto el tipo de interés representa la tasa de preferencia intertemporal de los agentes. Si el ahorro aumenta, la oferta de fondos prestables es mayor y el tipo de interés bajará. Esto no es lo que ocurre cuando las autoridades monetarias pervierten dicho funcionamiento y reducen artificialmente dicha tasa aunque el ahorro no haya aumentado, sino más bien todo lo contrario. Es en ese momento donde la descoordinación entre ahorro e inversión es evidente.
Por tanto, insisto, creo que el diagnóstico de la Escuela Austriaca es el que considero acertado. La receta que proponen es, además, muy agria, lo cual también creo que es fiable. Los keynesianos y monetaristas piden más estímulo para mantener la actividad y evitar la recesión cuando ya es demasiado tarde. La deuda privada y pública crecen, el apalancamiento de las empresas es insostenible y los activos de los bancos están llenos de inmuebles que no valen nada. Es necesario un reajuste a partir de la recapitalización, el saneamiento y el ahorro, empezando por el de las Administraciones Públicas. ¿Cuánto tiempo más pueden permitirse el BCE o la FED mantener los tipos de interés por el suelo sin que eso incurra en un problema grave de inflación? Las recetas aplicadas hasta el momento son similares a apagar un incendio con un lanzallamas. El sistema quiebra por un exceso de liquidez y la solución es…¿mantener esa liquidez?
Espero haber esclarecido algo tus dudas Javier.
Un abrazo.
Gracias Jaime. Lo has explicado muy bien.
Saudos